Mi mente y mi cuerpo parecen
que encuentran sosiego.
Hace meses que no tengo ningún achaque raro, eso es positivo. Habiendo gozado siempre de buena salud, quiere decir que todo vuelve a la normalidad.
En estos últimos años no he dejado de salir con mis amigos y distraerme como he podido. Eso también me ha ayudado bastante.
Hace meses que no tengo ningún achaque raro, eso es positivo. Habiendo gozado siempre de buena salud, quiere decir que todo vuelve a la normalidad.
En estos últimos años no he dejado de salir con mis amigos y distraerme como he podido. Eso también me ha ayudado bastante.
Cada
vez más, todo parece un mal sueño del que puedo despertar. Con TODO me refiero
al paso de El Contrario por mi vida y
al solar que dejó en ella, donde el factor sentimental ha sido el menor de mis quebraderos de cabeza.
Me
faltaba encontrar algo a lo que dedicar mi poco tiempo libre, algo en lo que
poder proyectar lo que llevo dentro.
La novela -o proyecto de novela-, parece una buena apuesta.
No
sé si llegaré a terminarla, pero me permite realizarme en algo que siempre me
gustó. Escribir.
De
una forma o de otra, la escritura ha formado siempre parte de mí.
Empezó
en unas vacaciones de verano cuando era pequeña. Mi mejor amiga de la infancia
y yo nos intercambiamos alguna carta, contándonos nuestras aventuras, desde
nuestros respectivos destinos.
¡Una
carta! Hoy en día nadie escribe cartas.
Yo
tengo cajas llenas de decenas de ellas, incluso diría algún ciento.
Después
llegaron los emails, los chats, los sms, el Whatssap…y se acabaron las cartas y
las postales de Navidad.
A
parte de escribir cartas tenía mi diario, o más bien mi libreta de reflexión.
También guardo varias de ellas repletas de pensamientos, vivencias y
ocurrencias.
Reencontrarme
con la escritura ha sido como una liberación, porque además de la novela he
vuelto a mi libreta de pensamientos y desvaríos.
Poder
soltar lo que se lleva dentro de la cabeza es como quitarle la válvula a la olla express para que suelte el vapor.
Vuelvo
con la novela ¿tendrá esto alguna repercusión?
[…]
Cuando Amanda y Ernesto llegaron a su edificio ella insistió en devolverle el
importe de la compra, él se negó una y otra vez.
-Invíteme un día a un café y estamos en paz.
-Tendré que invitarle a unos cuantos para saldar mi deuda o a uno muy bueno
acompañado de un buen pastel.
-Le tomo la palabra, me ha gustado su propuesta del pastel ¿de chocolate?
Amanda
se volvió a poner roja al recordar el trozo de ladrillo cayendo en el chocolate
de Ernesto aquella misma mañana. Algo que a él no le pasó desapercibido, no pudiendo evitar reírse.
Del
ascensor colgaba un letrero en el que se podía leer AVERIADO, así que los dos comenzaron a subir por
la escalera, él se quedó una planta antes que ella.
-Gracias por la compra.-Le dijo Amanda antes de continuar subiendo peldaños.
-Gracias a usted por el paseo ¿me dará una copia de la foto?
-¿Foto?
-La que me hizo en el parque.
Amanda
ya había perdido la cuenta de las veces que el rubor había coloreado su cara
ese día, Ernesto ahora reía a carcajadas.
Ella
subió el último tramo de escaleras de dos en dos. Al llegar a su puerta se le
cortó la respiración.
-Serafín ¿qué haces tú aquí?
-Necesito hablar contigo.
-¿Has comido? -Le preguntó Amanda.
-No.
-Pasa, prepararé una ensalada.
Amanda
se dirigió a la cocina y soltó la bolsa de la compra en la encimera con aire
enfadado, mientras Serafín la seguía como un cachorro indefenso.
-¿A qué debo este honor? ¿Quién te ha dado mi dirección? No me lo digas, ha sido
Elvira. Tampoco es que le pidiera que no te dijera nada, pero la verdad es que me
molesta, por lo menos podría haberme preguntado. Bueno, y bien ¿qué necesitas?
¿Te dejaste algo en el piso que quisieras llevarte? Porque prácticamente lo
dejé todo allí…
-¡Amanda!-
Serafín intentó hablar con la voz más firme que pudo mientras los ojos se le
llenaban de lágrimas.
-¿Estás llorando? ¿Qué te pasa?
Ella
suavizó su tono y se lo quedó mirando asombrada de verlo así, no
recordaba haberlo visto llorar nunca, salvo con alguna película tonta.
-¡Me ha dejado, Amanda! ¡Me ha dejado!
Amanda respiró hondo para calmar su propia rabia y se apiadó de él, dejándolo llorar
desconsolado entre sus brazos […]
Me
está dando por el melodrama y no sé si es lo más idóneo. Creo que la próxima
vez que vaya a ponerme a escribir, antes veré una película de los Monty Python
o algo así.
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