Nuestro Hijo –de El Contrario y mío- coge su cepillo de dientes y me pregunta si también se
puede llevar el dentífrico. Le digo que ¡por supuesto! y que si necesita algo
más está a tiempo de llevarse lo que sea y si no lo tengo que me lo diga y se lo compro.
Cuando
tiene su cepillo y su dentífrico se despide de mí. Yo le abro la puerta y se lo entrego de nuevo a La del Quinto, que
ha tenido la sangre fría de venir -tres días después- a por un miserable cepillo
de dientes.
Porque
el niño estaba delante, pero con las ganas me he quedado de darle a La del Quinto cinco euros
para que pudiera comprarle en la tienda el dichoso cepillo y el dentífrico. Todavía le habría sobrado para comprarse un chicle ella misma.
La
semana se ha hecho larga, pero Nuestro
Hijo vuelve a estar conmigo, previa firma de un papel elaborado por El Contrario donde acepto quedarme con
el peque el resto de las vacaciones escolares de verano. Él tiene que trabajar.
Firmo
sin pensarlo. Me refiero sin pensar en lo de quedarme más tiempo con el niño
del que por sentencia me corresponde.
Lo
que si he pensado es en qué hubiese hecho El
Contrario con Nuestro Hijo en
caso de que el juez le hubiera otorgado la custodia tal y como él solicitó. ¿Dejar de
trabajar?
No
sé para qué pensaré tanto, porque luego pasa lo que pasa, que llego a
conclusiones. Como por ejemplo, que no es cierto lo que El Contrario va diciendo por ahí. Me refiero a eso de que yo le he
impedido estar con su hijo.
Menos
mal que yo duermo tranquila por las noches. Bueno en realidad no duermo casi, porque
padezco insomnio desde hace años. Pero bien segura estoy de que por problemas
de conciencia no es.
Lo
que quizá motiva mi insomnio sean cosas como la de esta mañana, cuando Nuestro Hijo me ha preguntado:
-
Mamá, ¿tú eres alcohólica?
A
pesar de haberme quedado como pasta de boniato, he querido pensar que esa
pregunta se debe a que en otros sitios le dejan ver cualquier cosa por televisión,
como por ejemplo “La que se avecina”,
donde “Los Cuquis” se dicen cosas por
el estilo.
Aunque
no me he quedado muy convencida después de que –tras explicarle el significado
de la palabra alcohólica- me haya hecho otra pregunta:
-
Mamá, ¿es verdad que tú tienes un abogado que le ha ganado a papá y por eso tengo que vivir contigo?
Nueve
añitos tiene mi sol.
Intentaré explicarle las cosas lo mejor que pueda -teniendo en cuenta su edad-, y procurando no dañar la inocencia de la infancia que le correspondería estar viviendo.
Intentaré explicarle las cosas lo mejor que pueda -teniendo en cuenta su edad-, y procurando no dañar la inocencia de la infancia que le correspondería estar viviendo.
Ya venden pasta de dientes que regalan el cepillo, y a los niños se le deben explicar las cosas como son para que así no los engañe nadie con mentiras.
ResponderEliminarMadre de Dios, lo que somos capaces de hacer los seres humanos, seamos hombres o mujeres. Yo estoy en el lado contrario, mis hijos oyen de todo.
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