Estaba yo contando a Las Compañeras mis aventuras en
Vancouver –aun no había llegado al momento camiseta mojada-, cuando me ha
sonado el teléfono móvil, era una llamada desde un número desconocido.
- ¿Si? –He contestado yo.
- ¿Es usted Fulanita? –Me ha preguntado una voz de
hombre, seria y autoritaria. La voz, digo.
- Si, soy Fulanita. –He contestado.
Aunque con las ganas me he
quedado decir “oui, c’est moi” –como
en el anuncio de LouLou-.
Pero una corazonada me ha
advertido de que mantuviera las formas por muy contenta que hubiera venido del
viaje.
Era El Subinspector de la Policía Nacional , ni más ni menos. No sé qué me
pasa últimamente con Los Cuerpos.
Para ir al grano, resulta
que El Contrario me ha denunciado por
apropiación indebida de algo de lo que debidamente estoy haciendo uso.
Aunque más o menos se lo he
explicado a El Subinspector, debo
presentarme a prestar declaración en comisaría.
Me ha dicho que no es
necesario que acuda acompañada de La Experta, ya que si decidieran ponerme a disposición judicial, igualmente me
asignarían un abogado de oficio.
El
Subinspector ha querido tranquilizarme, casi asegurándome que iré a dormir a casa
con mi hijo.
Me ha llamado por la
mañana, pero me ha permitido que vaya a declarar esta noche, cuando él vuelva a
incorporarse a su turno y de paso evitar el que yo tenga que ausentarme del
trabajo.
He tenido todo un día para recabar documentación que acredite que el uso es debido.
He tenido todo un día para recabar documentación que acredite que el uso es debido.
Mentiría si dijera que he
podido centrarme en el trabajo. Mi mente no ha podido parar de organizar la
logística para acudir a comisaría sin dejar solo y desatendido a mi hijo. Así
como todas las directrices necesarias para su atención en caso de que yo tenga que
dormir en el calabozo.
Una vez más me he apoyado
en mi familia. Mi Hermano Mayor me
acompañará y Mi Sobrina se quedará en
casa con el niño.
Además tendré que
inventarme una historia convincente para explicársela al peque, ya que esta
circunstancia muy habitual no es.
Las diez en punto de la
noche, es la hora exacta a la que tenía que presentarme en comisaría. El Subinspector me recibe y me insta a
pasar a una sala para tomarme declaración, en ella estaremos El Secretario, él y yo.
Le pregunto si puede pasar mi hermano conmigo.
- Es usted mayor de edad,
puede usted pasar sola, no le va a pasar nada. – Me dice esto con voz firme,
sin dejar lugar a réplica.
¡Qué guapo es el “jodío”! No
tanto El Secretario, aunque tiene
cara de simpático.
Mi hermano se queda esperando fuera.
Cuando han visto el tochazo
de papeles que llevo y lo lanzada que me dispongo a declarar, me piden calma.
Antes de empezar
oficialmente con la declaración me preguntan por mi relación con El Contrario desde el comienzo de los tiempos
hasta hoy. Supongo que para buscar coincidencias entre la historia que les ha intentado
colar El Contrario y la verdad que les
traigo yo.
Cuando les ha quedado más o
menos todo claro, y después de reírse -conmigo- de mis penosas experiencias con El Contrario, así como de reírme yo con ellos -con alguna penosa historia suya-, El
Subinspector me ha dicho:
- Si fuera por lo que El Contrario nos ha contado esta mañana,
hubiéramos procedido a tu detención, fijando fecha para un juicio rápido –a estas
alturas ya me hablan de tú-, y hubieras pasado la noche en el calabozo a la
espera de que se te asignara un abogado de oficio. Pero después de hablar
contigo y examinar toda la documentación que traes, y teniendo en cuenta que El Contrario se ha presentado sólo con su palabra y muy
pocos argumentos, lo que vamos a hacer es tomarte declaración y enviarla junto
con la denuncia al juzgado.
A parte del mal rato que acabo de pasar –no estoy acostumbrada a presentarme en comisaría a que me tomen
declaración por nada-, debo reconocer –sintiéndolo mucho por Mi Hermano Mayor que ha esperado
pacientemente al menos dos horas a que terminase de declarar, y por Mi Sobrina que ha tenido que hacer de
canguro de urgencia–, que de esta visita a comisaría me llevo muy buenos
consejos –para lo que me espera de ahora en adelante- de El
Subinspector y de El Secretario.
Cuando me han comentado que
tengo historias como para escribir un libro, les he dicho que no descarto la idea. Y que si lo hago,
les llevaré una copia firmada en persona.
El
Subinspector además me ha dicho que si necesito hablar, o si puede ayudarme en
algo, me pase a verle…
Viendo la crisis que esta sufriendo el país haces bien en escribir este libro pero deberías de buscar una editorial para ganar dinerillo, se te da bien lo de escritora.
ResponderEliminarGracias por el halago, ya veremos si la historia, la de la novela digo, llega a buen puerto...todo es posible
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