Si bien el juez no se ha podido
pronunciar sobre las deudas y bienes adquiridos en común -al no estar casados-,
si que le ha otorgado el uso de la vivienda familiar a nuestro hijo y -por
ende- a mi como madre custodia.
Si alguien creía -ósea yo- que porque
lo dijera el juez, El Contrario iba a
costear su parte de los gastos de nuestro hijo, estaba equivocado.
El caso es que ha intentado varias
veces hacer pasar los pagos de las cuotas atrasadas del préstamo del coche que
él conduce, como pensión de alimentos.
No sé si lo ha hecho por consejo de Su Abogado o si se le ha ocurrido a él
solito. El Contrario es muy
ingenioso.
Otra triquiñuela de las que ha llevado
a cabo ha sido hacer un ingreso, bajo el concepto de pensión, en la cuenta
donde tenemos la hipoteca.
Bueno, en la cuenta en la que hacemos
-o mejor dicho, hago- los ingresos para que compren los yenes que sirven para
pagar las cuotas de la hipoteca. Si, si, ya lo sé; Pablito clavó un clavito…
A pesar de no ser la cuenta correcta
donde debe ingresar la pensión, puesto que ese ha sido el concepto bajo el cual
ha hecho el ingreso, he optado por retirar el dinero, pues el niño tiene que
comer, vestirse y demás.
Alguien debería explicarle que un mismo
euro no sirve para pagar deudas y comida…pero en plan Barrio Sésamo.
Vamos, que si tengo un euro y lo utilizo para pagar uno de los ladrillos de nuestra casa, ya me he gastado el euro. Entonces si el niño tiene hambre, tengo dos opciones;
Vamos, que si tengo un euro y lo utilizo para pagar uno de los ladrillos de nuestra casa, ya me he gastado el euro. Entonces si el niño tiene hambre, tengo dos opciones;
Uno: sacar otro euro del monedero y
comprarle una empanadilla.
Dos: darle al niño el ladrillo que
pagué con el primer euro para que se lo coma.
Lo más impactante ha venido después. Cuando he ido a ordenar al banco la compra de yenes, con el dinero que yo ingreso cada mes en la correspondiente cuenta -que cubre media cuota del préstamo hipotecario- y me he encontrado con que El Contrario ha retirado mi dinero de la cuenta.
Lo más impactante ha venido después. Cuando he ido a ordenar al banco la compra de yenes, con el dinero que yo ingreso cada mes en la correspondiente cuenta -que cubre media cuota del préstamo hipotecario- y me he encontrado con que El Contrario ha retirado mi dinero de la cuenta.
Creo que yo también voy a dejar de
pagar la hipoteca, porque si no lo hago, tanto el niño como yo tendremos que
empezar a comernos los ladrillos de la casa.
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